La ley Oppia

Según dicen, pues yo no estaba allí, Roma se vio superada militarmente por  uno de los mejores estrategas de la Historia un tal Anibal Barca, que les había dado "pal pelo" en Cannae y en unos cuantos sitios más.
 Anibal se campaba a sus anchas por toda la península itálica mientras los romanos morían a millares por las victorias cartaginesas unos, y otros eran expoliados mediante impuestos para sufragar esta guerra que duró más de una década que supuso mantener un esfuerzo económico ingente para la República.

 El senador Cayo Oppio, (que dio nombre a la ley), en el año en que eran cónsules Quinto Fabio Máximo y Tiberio Sempronio, después de la derrota de Lucio Postumio Albino  propuso lo siguiente:

 "Que ninguna mujer poseería más de media onza de oro, ni utilizaría vestidos de colores vistosos, ni se desplazaría en carroza por las ciudades o en el radio de una milla salvo por motivos religiosos públicos"...

Entendiendo que si toda Roma se esforzaba de una manera u otra para defenderse de Anibal, (ya se sabe el miedo que daba el genial cartaginés a los romanos, "Aníbal ad portas" y esas cosas), pues las mujeres no podían pasearse por ahí con lujos y haciendo ostentaciones de dinero. Una ley que parece de un razonable sentido común, como casi todo lo que hacían los romanos...algunos romanos, no todos...

Luego Publio Cornelio Escipion, posteriormente conocido por el alias de "Africanus", dio "sopas con honda" a Anibal en Zama, una batalla estudiada en todas las academias de Historia y Estrategia, pues Africanus se enfrentó a una carga de ochenta elefantes al galope con su infantería.
 Este esquivó la carga haciendo pasillos entre sus tropas para que pasasen las bestias y con el clamor de todo instrumento que hiciese ruido a mano, para despistarlas y le dio resultado. Pero solo pensar en los soldados de primera linea esperando la carga de los elefantes al galope, se le ponen a uno los pelos de punta.

A lo que íbamos, que a mi esto de las batallas me gusta y me enrollo, una vez que el miedo a Anibal esta superado, este derrotado y Cartago pagando indemnizaciones de guerra. Las mujeres de Roma quieren presumir y sacar sus cosas por ahí, al fin y al cabo, el dinero circulaba en grandes cantidades por Roma y no había carencia alguna que justificase  la vigencia de la Ley Oppia.



El cónsul Marco Porcio Catón alias "el Viejo" y los tribunos de la plebe Marco Junio Bruto y Publio Junio Bruto conocidos como "los Brutos" defendían la ley Opia y proclamaban que no aceptarían su derogación, que eso iba contra el "espiritu de Roma".

Pero eso no les dio resultado, las matronas romanas, muchas de ellas viudas, habían aprendido a defenderse por si mismas y no estaban dispuestas a que estos tres (Catón y los Brutos) les dijesen lo que podían o no podían ponerse, o si podían pasearse en carroza o no, faltaría más...
Y con la presión de sus mujeres en la nuca los cónsules Marco Fundanio y Lucio Valerio propusieron la derogación de la Ley Oppia, aludiendo que los tiempos de estrechez habían pasado.
Las mujeres sabiendo del poder de veto de los Tribunos de la Plebe, "los Bruto", decidieron hacer manifestaciones multitudinarias a la puerta de estos, prohibiéndoles de facto acceder al Senado, constituyendo el que seguramente fue el primer escrache de la Historia, que yo sepa...

Catón estaba que se subía por las paredes, porque veía que sin el veto tribunicio perdería la votación, y les llamo calzonazos a sus compañeros de Senado (de forma fina, eso si, y además en latín) de la siguiente manera:

 "Ciudadanos, si cada uno de nosotros hubiese comenzado manteniendo firmes los derechos y la autoridad propias del marido, ahora no tendríamos que encontrarnos con todas las mujeres reunidas. Después de que nuestra autoridad ha estado derrotada en casa por la prepotencia de las mujeres, ahora es maltratada y pisoteada aquí, en el Foro. No logramos tenerlas controladas a nuestras mujeres, una a una, y ahora nos aterrorizan todas juntas. Yo me he ruborizado cuando, hace poco, he logrado llegar hasta el foro en medio de grupos de mujeres. Y si no me hubiera contenido por el respeto a la dignidad y al pudor de cada una de ellas, más que en la confrontación con ellas consideradas colectivamente, para que no se viniese a decir después que fueron ásperamente reprochadas por el cónsul, yo les hubiera dicho a ellas: ¿Qué costumbre es ésta de precipitarse a la vía pública bloqueándola? 
Hoy ellas se dirigen en público a los maridos de otras y piden votos para derogar una ley, y de algunos los obtienen. Te dejas convencer a tu perjuicio, el de tu patrimonio y el de tus hijos. Apenas la ley deje a tu mujer libre de gastar, no lograrás tú imponerle un límite."

Hermoso y bien estructurado discurso que no le sirvió de nada, y lógicamente perdió la votación. Porque, vamos a ver, ¿quien es el guapo que le dice a su compañera de vida lo que debe o no debe ponerse?, este, creo, que fue el más grande patinazo de Catón..

Este episodio me ha venido a la cabeza cuando he leído algunos comentarios sobre la investidura del Gobierno Regional de Madrid y el vestido de Diaz Ayuso. A lo mejor no tiene nada que ver, o si, no lo se, pero me ha venido y aquí lo dejo...

Que la Diosa Fortuna nos propicie libertad.