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jueves, 1 de febrero de 2024

Pintar cuadros con la pluma.


 


Hoy se presentó Serafín con un chirlo en la cabeza. Olía que apestaba a vino. La madre se asustó y le preguntó qué le ocurría. Él respondió que la Modes le había sacudido con el hierro de la cocina. Explicó que los embarazos irritan a mi hermana y que en la fábrica le habían dicho que diese parte, pero que él no va a dar parte porque quiere a la Modes, y eso era una vergüenza, y por los chicos. Le acompañé a la Casa de Socorro y le pusieron dos grapas. 


La Modes pasó por casa esta tarde. Como de costumbre, anduvo un rato moquiteando. Me temí que fuese por lo de siempre, pero tampoco me chocó cuando dijo que esperaba otro chaval. La Modes ha tenido cuatro en cuatro años. La madre dijo: «¡Alabado sea el Señor! ¿Cuándo piensa sentar la cabeza Serafín?» «Él dice que es lo único que nos queda a los pobres, madre», respondió la Modes. Mi hermana se calmó en seguida y se puso a hablar de los puntos y de los subsidios. Serafín está bien colocado y tiene un buen jornal, pero mi hermana es desordenada. Vino con los dos críos mayores, que andaban por la azotea, y, de pronto, los sentí llorar. La Modes saltó como un buscapié. Cuando salí tras ella ya estaba enzarzada con la Carmina, insultándose a voces. Por lo visto, los chicos se habían puesto a trastear con una camisa del señor Moro. Quise hacer ver a la Carmina que los chicos son chicos, pero ella contestó a grito pelado que la que no sepa atenderles que se los guarde. La Modes la llamó entonces tía marrana y la madre le echó en cara a la Carmina lo del tendedero y lo del pellejo de la liebre. Entonces dijo la Carmina que es muy bonito eso de echar golfos al mundo y que deberían colgar a las sinvergüenzas que dejan sus hijos en el arroyo. Cuando se largó la Modes, le dije a la madre que no quiero más cuestiones con el señor Moro y los suyos. No son trigo limpio.

No he visto a Melecio en todo el día


 Diario de un Cazador de Don Miguel Delibes Setién. (Afamado escritor burgalés nacido por error en Bayadoliz).

 Yo no soy experto en Literatura, soy un aficionado a leer, pero para mi Don Miguel Delibes es el más grande escritor en lengua castellana del siglo XX. 

 Sabía pintar cuadros con la pluma. 

Que Fortuna nos aporte pintores de pluma. 

viernes, 20 de julio de 2012

Un lujo.

Pero tal como se explica, señor Cayo, usted aquí ni pun. Así se hunda el mundo, usted ni se entera...


 -¡Toó! Y ¿qué quiere que haga yo si el mundo se hunde?






Pues usted me dirá, Franco murió el 20 de noviembre, de forma que se tiró usted cuatro semanas en la inopia.

 -Y ¿qué prisa corría?
 -¡Joder, qué prisa corría!

 Laly alzó su voz apaciguadora:
 -¿Qué pensó usted señor Cayo?
 -Pensar, ¿de qué?
 -De Franco, de que hubiera muerto.
 El señor Cayo dibujó con sus grandes manos un ademán ambiguo:
 -Mire, para decir verdad ,a mí ese señor me cogía un poco a tasmano.
 -Pero la noticia era importante, ¿no?
Nada menos que pasar de la dictadura a la democracia.
 -Eso dicen en Refico.
 -Y usted ¿qué dice?
 -Que bueno.




La voz de Rafa se fue haciendo, progresivamente, más cálida, hasta alcanzar un tono mitinesco:

-Ahora es un problema de opciones, ¿me entiende?.
 Hay partidos para todos y usted debe votar la opción que más le convenza. Nosotros, por ejemplo.
Nosotros aspiramos a redimir el proletariado, al campesino.
Mis amigos son los candidatos de una opción, la opción del pueblo, la opción de los pobres, así de fácil.

El señor Cayo le observaba con concentrada atención, como si asistiera a un espectáculo, con una chispita de perplejidad en la mirada, dijo tímidamente:
 -Pero yo no soy pobre.
 "Rafa se desconcertó: -¡Ah! -dijo- entonces usted, ¿no necesita nada?
 -¡Hombre!, como necesitar, mire, que pare de llover y apriete el calor...

"-Increíble Dani. Él es como Dios, sabe hacerlo todo, así de fácil. Y ¿qué le hemos ido a ofrecer nosotros?, pregunto. Palabras, palabras y palabras...Es...es lo único que sabemos producir.

 -Siempre tendrá que haber dirigentes supongo.

  -¿Dirigentes? y ¿para qué quiere el señor Cayo que le dirijan? Desengáñate Dani, él no nos necesita."

Estos son fragmentos de "El Disputado Voto del Señor Cayo", de Don Miguel Delibes. Un autentico lujo.

Que Fortuna nos haga sabios.