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sábado, 23 de marzo de 2019

Martín Álvarez Galán 14 de febrero de 1797.


El de arriba es José Cipriano Ramón Antonio Agustín de Córdova-Lasso de la Vega y Ramos de Garay, en adelante "el Cipri". Este hombre en la actualidad seria seguramente Ministro, Consejero Autonómico, Secretario de Estado o alcalde de alguna gran ciudad, eso seguro, tal era su grado de incompetencia e imbecilidad que seguramente hubiese trepado a lo más alto del escalafón de la burrocracia española.
El es el causante de la Historia, pero no su protagonista, su protagonista es otro es Martín Alvarez.
 Bueno, a lo que vamos, estaba "el Cipri" tocándose las partes nobles por la mar, esperando recompensa a su esfuerzo , soñando con algún otro ascenso, o simplemente pensando a quien joder la vida o algo así, bueno... lo que fuese... Como iba diciendo, estaba concretamente en el Cabo San Vicente el Cipri,  en la barbilla de la península, cuando de repente se encontró con una flota inglesa a la que casi doblaba en número, cuyo comandante en jefe era John Jervis.
 El Cipri piensa... a estos me los meriendo yo en un pis pas, y me acerco a Cadiz para ir de putas y tirarme "faroles por las tabernas y palacios" o a rezar, no se..

 Él estaba en el Santisima Trinidad el más grande navío de linea jamas construido y haciendo uso de su incompetencia e imbecilidad dispone los barcos de la peor manera posible, haciendo que la mayoría de ellos no puedan disparar sin dar a los suyos, en la escabechina los restantes navíos españoles se largaron (con semejante idiota al mando no me extraña) .
 El Cipri se caga en los pantalones y propone arriar la bandera del Santísima Trinidad como señal de rendición y tal hubiese hecho si no interviene Don Cayetano Valdes...

Cayetano Valdes que mandaba el Pelayo y  Baltasar Hidalgo que capitaneaba el San Pablo le dijeron al Cipri , algo así como esto:

 ¡¡¡¡Si te rindes te volamos los huevos de un cañonazo, joputa!!!

Y gracias a la amable petición e intervención del Pelayo y el San Pablo, el Santisima Trinidad se salvó.
En la contienda cayeron varios barcos, y según cuenta un ingles que allí estuvo, un tal John Butler, cuando tomaron el San Nicolas, su capitán Tomas Geraldino situó a un granadero al lado de la bandera, este granadero era Martín Álvarez Galán con la orden de que ni dios cogiese la bandera.

Una vez tomada la nave, con la oficialidad y tripulación muerta o malherida, Don Martín Álvarez dijo que la bandera no la cogía ni dios, y el que tuviera huevos que viniera a por ella. Todo gallito fue un tal Willian Morris sargento de la marina inglesa y Martïn le atravesó con su sable con tanta fuerza que le dejo clavado en un mamparo y no pudo sacar el arma.
Como venia, ahora si, una cuadrilla de ingleses a por la bandera cogió un fusil descargado por el cañón y apiolo a un oficial abriéndole la cabeza y desgració a otros dos marineros..

Luego le dispararon y cayó, Horacio Nelson que comandaba el Captain (la nave que capturó el barco) ,persona inteligente y que admiraba la valentía ordeno que a este hombre le lanzasen al mar con honor, envuelto en la bandera que tanto defendió.
Don Martín Álvarez,  para pasmo ingles, resulta que todavía respiraba, y Horacio Nelson que siempre apreció a los soldados y marineros españoles (quizás más que nosotros mismos, no así a los jefes españoles, sabia el paño)  mandó curar a Martín Álvarez y lo dejo libre en Lagos, en la costa de Portugal unos días más tarde. 
Martín se reincorporo a filas y murió cuatro años más tarde de una tuberculosis mal curada o de una caída, (no se, porque hay dos versiones, así que pongo las dos y santaspascuas)
Desde entonces un barco de la Armada siempre lleva su nombre (veremos hasta cuando con el panorama de idiotez actual) y uno de los cañones del San Nicolas se conserva en Gibraltar con una placa que reza:

"Hurra por Captain, hurra por el San Nicolas, hurra por Martín Álvarez"

 El sable que se quedo atrancado en el mamparo se exhibe en el National Maritime Museum de Londres (aquí seguramente algún imbécil se quejaría de que era fascista o cualquier otra gilipollez).

Siempre me gustaron los valientes, la gente que lucha, las personas que no quieren ir de victimas por la vida. En esta sociedad decadente cuya máxima aspiración es ser "víctima de algo" para rebañar las sobras en el puchero del erario público, me gusta leer cosas de este tipo, dan ánimos.
En este país de "colocados" en la administración sin más méritos que hacer felaciones (físicas o no) al jefe de turno , o de generar problemas donde no los había, en el reino del incompetente, en el principado del "no encuentro de lo mio"  estas batallitas me gustan, me reconcilian con esta península cainita, perdónenme soy culpable...

Y sobre todo es antídoto contra imbéciles como Colau o los idiotas de Getxo, esos que querían impedir que unos señores que son dueños de su barco lo vean, son así de gilipollas. 
Personajes que a falta de inteligencia, de capacidad para generar riqueza y solo con el animo de mantenerse en el pesebre público no dudan en lanzar soflamas fáciles para mentes estériles...
Paissssss

 Así que...

Hurra por Martín Álvarez y Hurra por Horacio Nelson.

Que Fortuna nos propicie valientes..

P.D. Información recogida en "Una Historia de España contada para escépticos" del maestro Juan Eslava Galán y complementada aqui...