Mostrando entradas con la etiqueta Utopia.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Utopia.. Mostrar todas las entradas

domingo, 25 de diciembre de 2011

Libellus . . . De optimo reipublicae statu, deque nova insula Vtopiae

Estos dividen en veinticuatro horas iguales el día, incluyendo también la noche. De ellas solamente dedican al trabajo seis horas, distribuidas así: Tres horas, antes del mediodía, y a continuación almuerzan. Terminado el almuerzo dedican dos horas al descanso o siesta. A continuación trabajan otras tres horas, para terminar con la cena.


El tiempo que les queda entre el trabajo, la comida y el descanso se deja al libre arbitrio de cada uno. 


Se busca que cada uno, lejos de perder el tiempo en la molicie y ociosidad, se distraiga, en un hobby, al margen de sus ocupaciones habituales. 




Pero, en este momento, quiero salir al encuentro de un posible engaño. Quizás se diga: ¿Son suficientes seis horas de trabajo para proporcionar a la población los alimentos de primera necesidad? Ese tiempo no sólo es suficiente sino que sobra para producir no sólo los bienes necesarios, sino también los superfluos. Lo comprenderás enseguida conmigo, si observas atentamente el gran número de gente ociosa que hay en otras naciones. 


En primer lugar, casi todas las mujeres -que es la mitad de la población- y la mayor parte de los hombres, cuando las mujeres trabajan, roncan a sus anchas durante todo el día. 
Has de añadir esa turba ociosa de curas y de los llamados «religiosos». 
Poned además todos los ricos, sobre todo los terratenientes a los que vulgarmente llaman «señores» y «nobles». 
Incluid en este número a la servidumbre, esa chusma de bergantes con librea. Y finalmente, ese ejército de mendigos, robustos y sanos, que esconden su pereza tras una enfermedad fingida. 


Te darás cuenta entonces que hay muchas menos personas de las que piensas, que con su trabajo producen todos los bienes que consumen los mortales. Ten en cuenta también el pequeño número de los que se dedican a oficios necesarios. 


Y es natural que así sea; en un mundo en que todo lo medimos por el dinero, se ejercen muchas actividades completamente vanas y superfluas, al servicio exclusivo del lujo y del despilfarro. Pero supongamos que la masa de trabajadores actuales se repartiera entre los pocos oficios que producen los igualmente poco numerosos bienes necesarios para una vida sana y cómoda. ¿Qué pasaría, entonces? Pues que habría tal abundancia de bienes que los precios bajarían hasta tal punto que los mismos obreros no podrían sustentar su vida. 


Supongamos ahora que todos esos que se dedican a las artes improductivas y que esa turba de vagos que languidece en la ociosidad y en la pereza -y que dicho sea de paso, uno de ellos consume más del fruto del trabajo de otros que dos obreros que trabajan- se ponen a trabajar en actividades útiles. 
¿Qué sucedería? Comprenderíamos fácilmente que para producir lo que exigen la necesidad, la comodidad e incluso el placer -un placer verdadero y natural, se entiende- habría tiempo suficiente, e incluso sobraría.


Este párrafo pertenece a Thomas More (Tomas Moro,Londres, 7 de febrero de 1478 – 6 de julio de 1535), a su libro Libellus... De optimo reipublicae statu, deque nova insula Vtopiae (Libro del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía).

Utopía es un estado ideal, en este libro el autor narra la forma de vivir de las personas en ese país.

Un libro muy recomendable.

Cuando se habla de estar en la frontera del saber en muchos aspectos tecnologicos, en los que atañen a la personalidad humana creo que ya estamos más allá de las fronteras del saber.
Sin embargo tenemos una clara adversion a llevar a cabo lo que en teoría, ya hace siglos esta pensado.

Un claro ejemplo es nuestra forma de trabajar, trabajamos mucho para producir cosas que realmente no nos sirven para nada, tenemos más ropa de la que necesitamos, nuestro principal problema no es el hambre, sino la obesidad y sus consecuencias, tres televisiones, dos coches. Incluso viajamos mucho pensando que en otro lugar vamos a ser capaces de descansar mejor...
Leer Utopia, a mi por lo menos, me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas..

Que Fortuna nos propicie reflexión...