viernes, 29 de marzo de 2013

Concursus





¡Cuan gritan esos malditos!
¡Pero mal rayo me parta
si, en concluyendo la carta,
no pagan caros sus gritos..!
(dedicado a Inma)


La palabra concurso proviene del latín concursus. 
Hace alusión a la concurrencia (en el sentido de un conjunto de personas), la simultaneidad de sucesos, circunstancia o cosas, o la asistencia y participación.
La Iglesia vía el Gobierno, (los caminos del Señor son inescrutables), han convocado cuatro días de apoyo y celebración de su causa, el éxito ha sido total.

Todos los centros de producción, todos los organismos oficiales han cerrado sus instalaciones, secundando la festividad religiosa.
Ninguna organización laica, ningún partido comunista ha discrepado por la celebración de esta convocatoria a cerrar los centros de trabajo.
No ha sido obstáculo, óbice,  valladar o causa propiciatoria la falta de creencias religiosas.
Ni siquiera los defensores de la productividad, se han quejado por la falta de producción.
El concurso masivo de todos los españoles, medio españoles y demás personas con circunstancias atenuantes de nacionalidad española a esta convocatoria masiva, demuestra realmente lo que nos une, la religión o la juerga, nos muestra quien mueve los hilos, quien dice cuando se trabaja y cuando no.
Quizás es hora de mirar a la Iglesia en vez de a los sindicatos, tienen más mano...
A pasarlo bien, gastar poco y no salirse del rebaño, que vienen los pastores.

Que Fortuna os sea propicia.




15 comentarios:

  1. Publicare la anterior entrada el lunes.

    ResponderEliminar
  2. hay mas ovejas que pastores Temujin, en esta semana que ni es semana ni es Santa, donde salen tipos disfrazados de ku kux klan a pasear iconos paganos por ahí y la gente llora al ver pasar la imàgen de una supuesta virgen o un supuesto Salvador de no se que.
    Gente que llora si hay que suspender la procesión si llueve, todo ello francamente decadente, rancio y surrealista. Más del siglo XIX que del XXI. Una gran parte de España es asi, amigo

    ResponderEliminar
  3. Esta semana equivale a las vacaciones que se dan en otros lugares por primavera, da igual el nombre que reciban.

    ResponderEliminar
  4. Francesc, no sere yo quien le diga a nadie en que o en quien quieren creer, pero nunca me gustaron estas exhibiciones. Respecto a los pastores, hay más jefes que indios, que decía el otro

    ResponderEliminar
  5. Tracy, ya, pero aquí se llaman de otra forma, es lo que me llama la atención.

    ResponderEliminar
  6. Siguen decidiendo. Es un hecho. Tienen más mano, sí. Y nosotros, festivos siempre, asentimos .
    Besos. Descansa.

    ResponderEliminar
  7. Ya sabes que soy completamente ateo en cuanto a la creencia de un ser divino muy por encima de todos nosotros. Pero no renuncio, al igual que hacen ellos, a utilizar su Dios a mi conveniencia.

    ResponderEliminar
  8. No se extrañe si el rebaño
    bala mal si mal le duele,
    porque la fiesta es la fiesta,
    y el folgar que se deviene
    da igual que venga de escaño,
    o de obrero con su cesta.

    Salut


    ResponderEliminar
  9. Esto escribió Paul Lafargue, yerno de Karl Marx en su célebre El Derecho a la Pereza:

    "Una extraña locura se ha apoderado de las clases obreras de las naciones donde domina la civilización capitalista. Esta locura trae como resultado las miserias individuales y sociales que, desde hace siglos, torturan a la triste humanidad. Esta locura es el amor al trabajo, la pasión moribunda por el trabajo, llevada hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de sus hijos. En vez de reaccionar contra esta aberración mental, los curas, los economistas y los moralistas han sacralizado el trabajo. Hombres ciegos y de escaso talento, quisieron ser más sabios que su dios; hombres débiles y despreciables, quisieron rehabilitar lo que su dios había maldecido. Yo, que no me declaro cristiano, economista ni moralista, planteo frente a su juicio, el de su Dios; frente a las predicaciones de su moral religiosa, económica y libre pensadora, las espantosas consecuencias del trabajo en la sociedad capitalista.

    En la sociedad capitalista, el trabajo es la causa de toda degeneración intelectual, de toda deformación orgánica. Comparen, por ejemplo, el pura sangre de las caballerizas de Rothschild, atendido por una turba de lacayos bimanos, con la tosca bestia de los arrendamientos normandos, que trabaja la tierra, recoge el estiércol y cosecha. Observen al noble salvaje que los misioneros del comercio y los comerciantes de la religión no corrompieron todavía con el cristianismo, la sífilis y el dogma del trabajo, y observen luego a nuestros miserables sirvientes de máquinas"
    Este es el enlace:
    http://www.marxists.org/espanol/lafargue/1880s/1883.htm

    ResponderEliminar
  10. Cierto de Juerga a huelga hay poca diferencia, una esta bien vista y bendecida la otra…

    En la juerga se cobra y en la otra también (eso si de distinta manera) en ninguna se produce, que pena que la iglesia no declare fiesta religiosa las huelgas, todo cambiaría
    Salud

    ResponderEliminar
  11. Nuria, por otra parte es comprensible que una sociedad idiotizada por el trabajo (yo el primero) cuando vea una vía de escape, la coja, se llame como se llame.

    ResponderEliminar
  12. Desastre, es mejor coger la ola que ahogarte, estoy de acuerdo.

    ResponderEliminar
  13. Miquel, tengo problemas con el catalan, ¿has dicho folgar o follar?

    ResponderEliminar
  14. Krapp, bastante aleccionador, los que no aceptan ser un mecanismo más del sistema son ninguneados y condenados al ostracismo (excepto si tienen dinero, que ya no es lo mismo). Lo malo del capitalismo y la producción en serie, es la repetición diaria de las mismas labores sin capacidad de modificarlas, eso convierte al cerebro en muchos casos en un mecanismo acompañante del cuerpo. Sin embargo son muchos los que ansían estos empleos sin complicaciones.

    ResponderEliminar
  15. Juan Antonio, lo que se nota es que la Iglesia no vive de los rendimientos de su trabajo, sino de los de enfrente.

    ResponderEliminar

Piensa como piensan los sabios, más habla como habla la gente sencilla. Aristoteles (384 AC-322 AC). Filósofo griego.