El Bosque de Gamones: La Urbe

 El siguiente texto es una continuación de este.

 La doctora periódicamente mandaba casos de nuevos contagios, enfermedades machistas como la del señor Pancracio Cienfuegos que quería ser policía a toda costa y solo media 1,64 metros. 

 Este  denunciaba públicamente, (que hay que tener muy poca vergüenza) que para ser policía hombre debía uno medir 1,65 pero para ser policía mujer con 1,60 valía y pedía igualdad de trato.     Espeluznantes declaraciones misoginofascistas, que provocaron escalofríos en Pabla Parroquias.

 La médico anotaba la receta aplicada, en este caso, la repetición diaria, tres veces al día de "Chochocharla intensiva sobre el sofoco feminista del delito y la persecución de la estafa desde una perspectiva de genero democrática".

 También recogía otras infecciones, sucesos como la enfermedad de don Armando Puertas, carpintero que después de estar cinco años intentado abrir una pequeña carpintería, pidió una rebaja y simplificación de permisos y papeleo para poder fabricar muebles. De esta forma podía aprovechar los conocimientos de carpintería heredados de su abuelo acompañándolo con tecnología moderna. 

 Aseguraba el muy infame que podía fabricar muebles mejores y más baratos que la Carpintería Estatal (propiedad de un primo de Ministro de Industria Eco Solidaria y Progresista de la Madera). Este egoísta que no tiene en consideración el bienestar público quería evadir los impuestos, tasas y permisos de las  29 administraciones. Un insolidario total. 

 Como remedio se le impuso la lectura del libro: "Los impuestos son mi salvación, no hay más dios que el fisco" y una visita diaria al Departamento de Plus Valías para Rotondas Solidarias y Progresistas como remedio infalible para evitar esas manías capitalistas de dejar las empresas y los conocimientos a los hijos. Pero esto solo era sobre el papel, un método para evitar visitas imprevistas al Bosque de Gamones. 

 Casos como este, llenaban los informes que remitía la doctora y la gente ya no se acercaba al bosque, aterrorizada por casos como el de Don Pancracio o don Armando. 

 Con la protección del miedo al contagio, la actividad laboriosa y productiva en Bosque de los Gamones era incesante.  Los nietos de Carmen Hog Azas, Enrique Apare Kjador, Oliver Ubre y demás habitantes de Gamonal Wood con los conocimientos heredados de sus familias reemprendieron sus actividades. 

 Pensaron que una vez solucionado el problema del camuflaje y de las visitas no deseadas, había que planificar la disposición de la población para facilitar el trafico y los sistemas comunes.  

 Ahí fue imprescindible la visión de Publio De Cumano, un arquitecto que había llegado a Bosque de los Gamones desde la capital administrativa del Estado. Publio defendía construcciones robustas que perdurasen en el tiempo, "construye bien que no estamos para despilfarros" se le oía decir muchas veces.

 Lector ávido de Historia defendía que las ciudades se debían desarrollar en base a dos ejes, uno Norte-Sur y otro Este-Oeste. 

 Defendía calles amplias que no se congestionasen en pocos años y el empleo de materiales naturales en la construcción, piedra, madera, corcho como aislamiento, etc, etc.. 

 Era partidario de la colocación de árboles en plazas y calles para que la gente se pudiera sentar a su sombra en verano. 

 Además, decía Publio, limpian el aire y retienen el polvo con las hojas. Decía también, que los árboles no deben ponerse para el lucimiento rápido del cacique, sino pensando en 200 años vista. 

 Decía: "Hay que poner árboles de especies robustas" especies que ya estuviesen presentes en la zona y durasen siglos, que nuestros nietos se sienten a su sombra. 

    Esta manera de ver las cosas, racionalmente, le produjo constantes enfrentamientos con la administración del Estado y Ay untamientos.

 Los caciques progresistas y solidarios no querian esperar a que los árboles crecieran, querian árboles grandes YA y eso hacia gastar a la administración ingentes cantidades de dineros públicos en árboles grandes que apenas duraban dos años en el sitio, dañados en el traslado y no habituados al clima de la zona ni a su suelo.  

 Además plantaban, en un alarde de ignorancia cerril, especies exóticas que nunca se habían dado en la zona, sin espacios para las raíces o no teniendo en cuenta la forma de las mismas. No todos los árboles tienen el mismo sistema radicular y esto hay que tenerlo en cuenta, decía Publio. 

 El resultado era constante gasto para no tener ningún beneficio. Pareciese como si alguien se beneficiara de las obras continuas. Algunos, en la penumbra de las tabernas apuntaban a los rápidos beneficios de algunos dirigentes mientras las administraciones cada día tenían que recaudar más, estos decían: "Son eficientes para lo suyo, nefastos para lo publico, es curioso...".

 Estos eran perseguidos, lógicamente, por las fuerzas autodenominadas "de lo publico" , que así se llamaban los nuevos "Comités de La Verdad". 

 Este gasto generaba tensiones financieras en los Ay untamientos que reclamaban más recursos para este tipo de urbanización, y se hizo lo que siempre hace la administración, no pensar en gastar más racionalmente, sino tan solo en gastar más, el racionalmente no existe. 

 Se dieron casos de personas que defendían un gasto más racional y más eficiente que propiciase una bajada de impuestos, y como consecuencia un aumento de la riqueza de los ciudadanos. 

 Estos fueron quemados en hogueras publicas denominadas: 

 "Las piras de los recortadores".  

 Fiestas que iban acompañadas de vinos copas, recepciones, comidas, mariscos, estancias en hoteles y sórdidas fiestas en lugares de lenocinio con sustancias químicas pagadas a cuenta del esfuerzo ajeno. 

 Había que financiar todo esto y lógicamente, con la disculpa de la Sanidad, Educación y Medio ambiente, se creo un nuevo impuesto:

  "Plus Valia, ecologista, sanitaria, arquitectónica y medio ambiental desde la perspectiva  progresista y democrática de genero"

 La Ministra ramera (es decir, del ramo) lo anunció en un mitin entre los aplausos enfervorizados de los alcaldes que veían así como podían seguir esquilmando a sus vecinos impunemente para seguir con sus fiestas. Las ovejas pasando frio y los pastores sudando.

 Gracias a estas gracias de los "lideres" locales, Publio De Cumano tuvo que volver a hipotecar su vivienda para conservar el estudio de arquitectura de su padre, recientemente fallecido. 

 Pero lo que ya fue el detonante de su huida fue el encargo del alcalde de su localidad, don Salustio Anal Fabeto , `para renovar la Plaza Mayor de la ciudad.  

 La plaza Mayor estaba recubierta de unos hermosos Tilos, tenia un suelo que había sobrevivido casi un siglo y una estatua de Carlos III en la plaza sobre un pedestal de piedra que llevaba allí casi dos siglos, sobria, bien realizada, equilibrada y hermosa.  A estos acompañaba un templete circular techado en el que antes los músicos tocaban para el deleite de ciudadanos. 

 El alcalde quería hacer nuevos espacios, decía, una nueva plaza multicultural y progresista  con perspectiva de genero adecuada a la nueva normalidad. 

 El nombre del proyecto había provocado sospechas en Publio De Cumano, sabiendo de quien venia, más todavía. 

 El alcalde nunca había trabajado en nada de provecho en su vida. Se había afiliado al partido desde muy joven, era servil con los lideres y tirano con los débiles. Sin más inquietud que subir en el escalafón, decían las malas lenguas, que miraba a otro lado cuando el presidente del partido se quedaba a solas con su mujer y después salían ambos sudorosos y despeinados de su despacho. Estancia esta que Salustio Anal Fabeto cedía gustosamente para estas reuniones. 

 Le metieron de cabeza de lista. 

 Ignorante contumaz y empedernido tan solo quería dejar su huella en la ciudad para la posteridad , se veía como un iluminado, para eso ideó la nueva plaza. 

 El dibujo casi infantil de la nueva plaza que presentó a Publio De Cumano mostraba una superficie limpia de árboles, un paramo sin sombra, un erial frio e inhabitable donde, después de tirar árboles, estatuas y templete, aparecerían tres nuevos motivos arquitectónicos:

 1. Un clítoris gigante sobresaliendo de la superficie. Símbolo de la igualdad y el empoderamiento sexual. 

 2. Una vagina enorme forrada de metal reluciente, qué según el alcalde, serviría de tobogán para los niños y sus juegos desde una perspectiva de genero.

  Imitando el vello púbico, a su alrededor, se plantarían en tiestos plantitas de bambú enano de Malasia que deberían renovarse cada dos meses.  

 3. Dos figuras de hombres sodomizándose sudorosos realizadas en piedra y metal con una decoración progresista e integradora en los colores del  arco iris, era el colofón de la obra. Esta seria la imagen más representativa de la ciudad. "Un nuevo icono para una nueva era", decía Salustio.

 Como Publio De Cumano casi vomita al ver esto,  Salustio Anal Fabeto se sintió molesto y ante la obstinada negativa de realizar este alarde de progresismo urbano-transexual y empoderante. (que en realidad eran solo "su meada territorial ideológica sobre la ciudad" para marcar SU supuesto pensamiento) emprendió una campaña contra él. 

 Le señalaba cómo fascista, utilizaba a las juventudes de su partido para que le acosaran en su vivienda y despacho. Le señalaron la casa en repetidas ocasiones. 

 El Colegio de Arquitectos cedió al chantaje ideológico del alcalde.

 El presidente del mismo quería un puesto muy remunerado en la comisión de arquitectura municipal como asesor y vio en esto su oportunidad. Su estudio estaba en bancarrota debido a sus múltiples fracasos y vio una salida, primero en el Colegio y luego en la "actividad pública".   

 Emitió un comunicado sobre la Ideología fascista contra la Nueva Normalidad en la Arquitectura y la importancia del Desarrollo Pleno de la Sexualidad Empoderante en el Urbanismo Integrador de Plazas Mayores.   El puesto fue suyo, ya no tendría que trabajar más, era el Gerente para la Sexualidad Progresista y Democrática en la Arquitectura del Ayuntamiento.. 

 Lógicamente, lo primero que hizo en su puesto, fue crear una nueva tasa a la Arquitectura Machista, Fascista y Homófoba cuyo único destinatario eran los clientes de  Publio De Cumano. 

  Publio De Cumano, prácticamente arruinado, envolvió cuidadosamente y entre lagrimas el libro que le había regalado su padre el día de su licenciatura: "De Architectura libri decem" de Vitruvio y recogió un estudio que versaba sobre el puente del Danubio de  Apolodoro de Damasco, una edición antigua y venerable con magníficos grabados que le gustaba releer.  

   Empaquetó con pena el resto de su bagaje de pertenencias, conocimientos y emprendió un camino incierto. 

   Por casualidad llegó a Bosque de los Gamones. 

  Había aires de actividad y laboriosidad allí, todo el mundo trabajando libremente, sin meterse nadie con nadie. 

 Cuando le preguntaron sobre como construiría él la nueva ciudad, su mente creativa se ilumino., un nuevo proyecto, algo sobre lo que trabajar. 

 Expuso de manera clara y sencilla su proyecto, dos grandes avenidas que se cruzaban en el centro de la nueva población y la construcción en cuadricula.   Decía que así habían construido los romanos sus campamentos militares y algunas de sus ciudades. Para que fuesen eficaces y se pudiesen mover las personas y los recursos por ellos. 

  Las calles debían señalarse por números, es más fácil, decía, seguir un procedimiento racional que no ponerlas nombres que están cambiando en función de intereses. Y a las manzanas creadas, llamarlas ínsulas, también numeradas. No había nada nuevo en este pensamiento, tan solo quería ser eficaz y resolutivo, quería ser profesional. 

 Como las personas que habitaban el Bosque de Gamones tenían otras actividades y pocos conocimientos de Urbanismo, al ver que lo propuesto por Publio De Cumano era racional y se movía  con criterios de eficacia y confort para todos, alcantarillados capaces, sitios para las conducciones subterráneas, empleo de materiales duraderos, funcionalidad y sencillez, más que en dejar "su huella" .

 El arquitecto se preocupaba de las personas que utilizarían sus creaciones y se le encargó el diseño de la que seria una nueva urbe.  

 Al punto de cruce de las dos avenidas principales, el único que tenia nombre de toda la futura ciudad, se le llamó, aprobando la sugerencia de Publio De Cumano, Aburbecondita. 

 La nueva ciudad había empezado su andadura. 

 Que Fortuna nos propicie Ilusión.