Lucia, una camarera de restaurante de carretera.

 

Lucia, (el nombre es ficticio, la situación es real), trabaja en un restaurante de carretera, gana setecientos aurelios al mes por cuatro horas de trabajo de lunes a viernes dando comidas. Le viene bien, porque puede estar con su hija, compaginando con su marido la tenencia. 

 Me dice ayer, oye Dani ¿es verdad eso de que van a cobrar las autovías? y yo le contesto: "Cuando el gobierno dice que a lo mejor cobra es que es seguro que cobrará".

 Y Lucia me dice que tiene que andar sesenta kms (ida y vuelta) para ir al trabajo, que ha echado el viernes gasóleo a su cacharro de veinte años a 1.49 euros el litro y que si le cobran los kms de autovía en la 620 ya no será ni interesante ir a trabajar. También me dice que su marido cobra 1.100 euros al mes y tiene que hacer cerca de 50 kms (ida y vuelta) para trabajar, también en autovía, yo lo se. 

 Le contesto que tiene que esperar a que su hermosa hija (es una niña preciosa) llegue a los 18 años para que el gobierno le devuelva lo robado en un cheque para comprar su voto de 400 euros. Que a eso dedica el gobierno los impuestosdelasanidad y el medioambiente. 

 Lucia me contesta: "Me cago en la madre que les pario, que hijos de puta" (ella no dispone de lenguaje florido, pero define de manera sencilla) y yo le contesto, pues si, Lucia ¡¡¡que hijos de la gran puta!!!. 

 No lo hice, pero le iba a contar también que solo quieren tenerla cautiva, por eso roban dinero a los trabajadores y clase media con disculpas peregrinas como la Sanidad o el medio ambiente. Todo para crear una masa subsidiada y dependiente de sus limosnas, de sus miserables paguitas, en vez de ciudadanos libres con trabajo y dignidad. 

 No lo hice porque Lucia ya tenia bastante mala leche con este tema, no proseguí porque respeto sus dudas de si va a poder seguir yendo a trabajar, tengo a consideración el interrogante de quien ve perder su puesto de trabajo por causas evitables, por mala praxis política, por avaricia recaudadora; no continúe porque se me revuelve el estomago al ver un país donde se persigue el esfuerzo, el trabajo y se beneficia al que no hace nada. Y no sigo porque se me sube la sangre al campanario.

“Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias mas que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.”(Ayn Rand)

Que Fortuna sea propicia a Lucia, su marido y su hermosa hija.