Quiero imaginar bajo qué rasgos nuevos el despotismo podría darse a conocer en el mundo; veo una multitud innumerable de hombres iguales y semejantes, que giran sin cesar sobre sí mismos para procurarse placeres ruines y vulgares, con los que llenan su alma.
Retirado cada uno aparte, vive como extraño al destino de todos los demás, y sus hijos y sus amigos particulares forman para él toda la especie humana: se halla al lado de sus conciudadanos, pero no los ve; los toca y no los siente; no existe sino en sí mismo y para él solo, y si bien le queda una familia, puede decirse que no tiene patria.
Sobre éstos se eleva un poder inmenso y tutelar que se encarga sólo de asegurar sus goces y vigilar su suerte. Absoluto, minucioso, regular, advertido y benigno, se asemejaría al poder paterno, si como él tuviese por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero, al contrario, no trata sino de fijarlos irrevocablemente en la infancia y quiere que los ciudadanos gocen, con tal de que no piensen sino en gozar. Trabaja en su felicidad, más pretende ser el único agente y el único árbitro de ella; provee a su seguridad y a sus necesidades, facilita sus placeres, conduce sus principales negocios, dirige su industria, arregla sus sucesiones, divide sus herencias y se lamenta de no poder evitarles el trabajo de pensar y la pena de vivir.
La Democracia en América (vol. II, Cuarta parte, capítulo 6) de Don Alexis Henri Charles de Clérel (alias Alexis de Tocqueville).
Vivimos en un mundo donde todos quieren tutelarte.
Claro, tú solo no puedes discernir lo que está bien de lo que está mal, porque eres idiota y necesitas a alguien que, previo pago, te muestre el camino correcto.
No pienses, no leas, no saques tus conclusiones, no te equivoques, siempre (supuestamente) es peligroso para ti, siempre es no, siempre es prohibir.
Pero para tu bien y eso...
Pues di si, piensa, lee, saca tus conclusiones, toma tus decisiones y equivócate.
Ten más miedo a la ignorancia que al error.
Volviendo a Don Alexis:
Es difícil, en efecto, concebir de qué manera hombres que han renunciado enteramente al hábito de dirigirse a sí mismos, pudieran dirigir bien a los que deben conducir, y no se creerá nunca que un gobierno liberal, enérgico y prudente, pueda salir de los sufragios de un pueblo de esclavos.
Aquí es donde me acuerdo de los Diputados votando en manada, los militantes haciendo de ovejitas del líder y los supuestos ciudadanos de una etiqueta u otra defendiendo cosas indefendibles para cualquier ser racional para asi verse envueltos en el calor del rebaño.
El individuo ha desaparecido... Beeeeee
Don Alexis posteriormente habla de "despotismo democrático", eso lo dejamos para otro dia porque da para mucho.
Cualquier imbécil puede prohibir, sancionar, poner tasas, impuestear o destruir, pero crear... crear es mucho más difícil y necesita individuos pensadores libres no rebaños de bóvidos cobardes.
Ningún colectivo ha creado nunca nada.
Este Domingo en Cuarto Milenio el espeluznante caso del idiota que quería que le subieran los impuestos y prohibieran más cosas por su bien...
Que Fortuna nos aparte de rodrigones.
Lo de la disciplina de voto se me antoja un proceder de partidos políticos no del todo democráticos.
ResponderEliminarToy Folloso, el sistema electoral de listas cerradas es un timo para cualquier demócrata, la disciplina de voto es consecuencia directa de las listas cerradas. "El que se mueve no sale en la foto" que diría don Alfonso.
EliminarUn saludo
Abundan mucho esos tipos. Un beso
ResponderEliminarSusana Moreno, pues si, abundan los que tienen las "luces apagadas" y necesitan un mechero para sentirse "iluminados".
EliminarUn saludo