El cajero automático y el ciudadano

 Estaba el que esto escribe el otro dia en una sucursal bancaria, en el despacho de la directora esperando para comentar una operación de financiación de un camión. Como la señora en cuestión y yo tenemos cierta confianza, me pidió que esperase un poco hasta que acabará lo que estaba haciendo y uno que es "mu educao" pues eso, ahí estaba yo esperando.

 Uno es desconocedor de muchas cosas pero soy observador de casi todo, vi a un señor de unos ochenta años, bien vestido, chaquetón, pantalones a raya, un jersey con cuello cerrado oscuro y camisa blanca con cuello impecable, perfectamente planchado y zapatos relucientes. 

 Una de esas personas a las que les gusta vestir bien cuando van a los sitios y que piensan que "ir arreglao" le define bastante bien (entre las que me incluyo, desde luego). Bueno que me desvío, estaba este ciudadano, en el cajero automático con una empleada del banco enseñándole cosas que él ni quería, ni le apetecía, ni deseaba aprender, es decir, usar el cajero automático y la tarjeta.

 Supongo que este honrado ciudadano ha cedido al uso de la tarjeta por la coacción, amenaza, intimidación y chantaje que le comunicaron en el banco:

  "Si sacas o metes dinero por ventanilla te vamos a cobrar la del pulpo Agustín" (vamos a llamarle Agustin).

 Y ahí estaba el pobre Agustín después de una vida de trabajo digno y esforzado aguantando las "lecciones magistrales" para usar un cajero que le impartía una jovencita con cara de poca paciencia y como diciendo:

 " Madremiadelamorhermoso lo que tiene que aguantar una, ¡¡¡señor que cruz!!!..." (en versión laica, progresista, feminista y solidaria of course).

 Y Agustín aguantando el rollo, aprendiendo cómo ganan dinero otros haciéndole trabajar a él. ¡¡¡Que listos los hijoputas..!!!

  Agustín pasaba una vez al mes por el banco para poner la libreta al día, leía con atención si le habían ingresado la pensión, las facturas que le habían cobrado y para sacar unos aurelios para sus compras y algún capricho, para tomarse ese vinillo que tanto le gusta al mediodía con los amigos y al que tiene perfecto derecho, Agustín coge el dinero contándolo porque le costó mucho ganar cada peseta y sabe que nada es gratis, (no como algunos idiotas más jóvenes).

 Agustín es una persona que seguramente se lee el periódico todos los días porque tuvo que dejar la escuela para trabajar pero le gusta saber lo que pasa en su ciudad y se esfuerza en conocer, seguramente no por él, sino por sus hijos o sus nietos y el futuro que les espera, siempre se preocupa más por otros. 

 Su generación nunca pensó en ellos mismos sino en los que los rodean, hombres y mujeres que han sido fuertes, bravos, duros, inasequibles al desaliento siempre huyendo del hambre, la explotación o la miseria, trabajando para sacar adelante a sus familias con dignidad, alegrandose cuando sus hijos sacaban títulos, pensando que quizás ellos tendrian mejor futuro. Dignos y orgullosos de la educación de su prole.  

 Personas a las que le están quitando el placer de coger su dinero en ventanilla, esperando educadamente su turno y pensando que quizas este mes va a ver a sus nietos y va a coger un poco más de dinero para la "propina", seres humanos que cuando salen del banco ven lo cara que se ha puesto la luz o lo que ha subido el impuesto de contribución. Con eso pasan su mañana de jubilación, lo comentan en el bar o con los amigos y se sienten "a salvo" con sus ahorros, mal que bien, piensan, tengo mis ahorros, mi pensión y voy tirando. 

 Ahora ya no, Agustín ya no puede ir a ventanilla, porque ya no hay sucursales y las sucursales que hay tienen horario restringido de ventanilla y le quieren canibalizar su trabajo, su pensión, sus ahorros, el esfuerzo de su vida.

 Luego salgo a la calle, antes era Avenida Eladio Perlado, ahora le han cambiado el nombre por otro, muy florido y rimbombante, (en esas estamos los dirigentes y dirigentas actuales). Esa calle la conocí de niño yo de grava, sin jardines, casi sin luz, con ratas... y pienso que hemos ido a mejor, y si hemos ido a mejor ha sido por gente como Agustín y otros muchos, gente que no sale en los periódicos, que no tiene calles a su nombre, gente que costeó mi Educación, mi Sanidad, gente como mi padre, mi madre, mi tía Marcelina y millones más de generosos ciudadanos que lo dieron y dan todo sin pedir nada a cambio. Solo quieren vivir en paz y hacer sus pequeñas cosas que tampoco es tanto, mecagoendiez.  

 Me vuelvo y veo a la empleada en su mesa, al canuto, haciendo importantes gestiones y me sube algo por el estómago, visceral no racional, lo reconozco, pero soy así... me dan ganas de ciscarme en sus muertos más recientes, los suyos, los de su puta empresa, los del cabrón estado que te OBLIGA a tener cuenta bancaria y coacciona a gente como Agustín a aguantar a gilipollas como la del banco y los hijoputas de la administración que sufrimos tan solidaria e ineptamente ...

Todo por la pasta. 

Y pensar que yo también soy cómplice de esto me jode más todavía, que quieren que les diga. 

 Que Fortuna nos aporte Humanidad.