Cuando el general Franco apareció en el horizonte de las esperanzas nacionales con la espada en alto, en España ya no existía un Estado ni forma alguna de legalidad. Desde mucho antes la autoridad y la ley habían dejado de ser una garantía para los derechos esenciales de la personalidad humana. Ni la vida, ni el hogar, ni la propiedad, ni la conciencia de cada ciudadano tenían otra seguridad que la que pudieran proporcionarle sus propios e individuales medios de defensa. Yo me he preguntado algunas veces cómo habrían reaccionado las democracias que gobiernan, por ejemplo en Inglaterra o en Francia, si en su territorio hubiesen podido ocurrir durante semanas y meses consecutivos sucesos como aquéllos, cuya relación estadística se leyó en el Parlamento español sin que nadie la desmintiera o atenuara, detallando todo género de delitos realizados desde que llegó al poder el Gobierno del Frente Popular. Y todavía hoy me pregunto qué habrían hecho en esos países el gobierno y la opinión si hubiesen visto levantarse en su respectivo Parlamento a un ministro que, luego de oír el discurso de un diputado de la oposición, hubiese declarado: Contra ese hombre, jefe del partido monárquico, ninguna violencia será delito. Sigo preguntándome qué habría ocurrido si, inmediatamente después de tales inverosímiles manifestaciones, el diputado aludido hubiese sido asesinado por agentes de la autoridad, dependientes del gobierno y directamente subordinados al ministro que pronunció aquella frase, invitación al asesinato que se ejecutó con todas las agravantes que ha podido prever y consignar en sus códigos la ciencia penal. En España la opinión no reaccionó, el Parlamento no protestó contra el ministro criminal, el Gobierno no le destituyó, los tribunales no persiguieron a los criminales, los criminales no sólo siguieron inmunes, impunes y en libertad, sino que fueron premiados. Inglaterra y Francia y las democracias gobernantes de otros muchos pueblos han seguido fingiendo que creían en la existencia de un Estado español y una legalidad española bajo el gobierno de los que habían provocado, tolerado o amparado con la impunidad el saqueo, el incendio y el asesinato. La autoridad del Estado y todo lo que constituía una legalidad había dejado de serlo de hecho en cuanto fue incapaz de conservar el orden para la convivencia social y no podía garantizar los derechos individuales, ni reprimir y castigar a los que los atropellaban. Los españoles no estaban obligados a subordinarse a poderes que, al faltarles la base de una legalidad, se había convertido en arbitrarios y anárquicos y, sobre todo, ineficaces.
La pequeña Historia (Alejandro Lerroux).
Y así estaban las cosas cuando el ejercito se sublevó, lo digo para colaborar con la Memoria Democrática o como se llame ahora en la nueva normalidad.
Que Fortuna nos aporte visión para poder analizar.
Lerroux no dijo una verdad en su puta vida, era un farsante y un chaquetero populista, algo así como Albert Rivera o Rosa Díaz, pura basura. Este es el problema de este tipo de gente que aunque a veces casualmente diga o insinúe alguna verdad ya nadie les cree.
ResponderEliminarBusca alguna referencia más fiable i creíble, esta no vale.
"no dijo una verdad en su puta vida, era un farsante y un chaquetero populista","es el problema de este tipo de gente que aunque a veces casualmente diga o insinúe alguna verdad ya nadie les cree". Leyendo esto imaginaba que habias pasado de época y te referias a nuestro presidente Sanchez que creo que no dice la verdad ni al médico. Pero volviendo al tema Lerroux es el típico ejemplo de persona inteligente que siendo de joven de izquierdas, cuando adquirió sabiduria y vio lo que comunistas y socialistas hacen con las personas se hizo liberal. Esta evolución es frecuente, lo que no es frecuente es que un liberal se transforme en socialista o comunista. Los datos que aporta son ciertos, están reflejados en el diario de sesiones del Congreso y son el reflejo de la incomptencia en el gobierno de una cuadrilla de impresentables que por omision nos llevaron a una Guerra incivil. Tengo más documentos de estos que iré poniendo.
EliminarUn saludo
Ella, con una minifalda de cabaretera y unos tacones del "ventiuno", más afilados que los dientes de su presentador, dándose media vuelta y dirigiéndose a la cámara de manera acusadora, dijo: Frentes fríos en Galicia, si los hubiera; en el Cantábrico marejadilla y nubes en formación; País Vasco igual que ayer, a la espera de vientos del centro ibérico, que pueden ser favorables; tiempo tormentoso en el este peninsular, más cuanto más al norte, sin visos de cambiar.
ResponderEliminarEn el sur, todo igual, neblinas, borrascas de poca intensidad, temperaturas débiles y vientos en calma. Parte sur oeste y Castilla la Vieja, declinaciones de tormentas que amainarán en cuanto se pose el anticiclón de las Azores.
Resumiendo. Nada nuevo ni especial. El calor seguirá y dentro de dos meses entrará el otoño.
Hasta aquí las noticias del tiempo. Pasamos al fúbtol...
Miquel, Bene curris sed extra viam...
EliminarUn saludo
Le tengo por un charlatán, pero claro, no sé del todo
ResponderEliminarUn abrazo
Albada Dos, Lerroux fue un testigo de los hechos acaecidos en esa década , sin más. Ahora que se quiere hacer memoria, esta bien rescatar testimonios de testigos directos.
EliminarUn saludo
La Monarquía, aunque esté en un país democrático, resulta anacrónica.
ResponderEliminarSaludos
Luis Antonio, a Franco, a Hitler, a Stalin a Mao tampoco les gustaban los reyes. Yo soy republicano por convicción, pero ahora mismo en España el Rey es necesario y la III Rep8iblica seguro que traería potra vez un conflicto, viendo el "percal"...
EliminarUn saludo